Piedad.... soy humana!


Creo que el hecho de haber nacido mujeres no tiene por qué convertirnos inmediatamente en robots multiuso que lo hacen todo bien. Tenemos derecho a fallar, a no estar perfectas todo el tiempo, a olvidarnos algunas cosas, a no alcanzar algunas expectativas que los demás ponen en nosotras. A equivocarnos en algunas decisiones. Aunque a muchos les cueste creerlo... ¡somos humanas, imperfectas y tenemos sentimientos!

A mis hijos les diría que hay veces en las que no puedo ir a las reuniones del colegio, que algún día tengo derecho a olvidarme de retirar un libro, que una remera puede no estar limpia, que entiendo que mis comidas son rápidas e insípidas, que no me da el tiempo para hacerles de taxi. Pero ellos deberían reconocer que mantengo sola la casa y no les falta nada, que tengo dos trabajos, que vivo pensando en ellos porque así lo siento y porque entiendo que es mi mayor obligación. ¿Pensarán que soy una mujer que lo puede todo? Chicos, los amo con toda mi alma, pero ténganme piedad... soy humana!

A mis clientes del estudio les diría que no me exijan rapidez en los plazos porque nuestra justicia es lenta, que no me utilicen como psicóloga, que entiendan que no puedo cobrarle a un insolvente y que algunos de sus errores jurídicos del pasado no tienen solución. Ellos deberían reconocer que los atiendo cuando me llaman, siempre actúo de buena fe, no los embarco en un juicio interminable cuando puedo llegar a un acuerdo razonable, les tomo casos que ningún otro querría seguirles, los escucho aunque lo que están contando no sea relevante jurídicamente porque entiendo que muchas veces lo único que necesitan es una oreja y una mirada de comprensión.
Entonces, ténganme piedad... soy humana!

Al último hombre con el que tuve algo que ver le diría que no es necesario que me recuerde que tengo la cola un poco caída por no ir al gimnasio, que es cierto que tengo un diente algo torcido, que por mis obligaciones no puedo tomarme diez días de vacaciones en cualquier momento del año, que uso pantalones porque es más cómodo. A su vez me gustaría decirle que no le mencioné su incipiente calvicie, que las salidas que tuvimos fueron horribles, que le atendí muchas llamadas mientras preparaba la comida o en otros momentos inoportunos y nunca le corté, que es pedante cuando habla de su empresa, que me dolió que me pidiera volver cuando ya me había decepcionado, que me denigró cuando al final me preguntó qué quiero en lugar de qué siento.
Piedad... soy humana!

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3 que dicen...:

  1. Floripondia Says:

    LOs hijos, nosotros nos cuesta entender. Vemos a la mami como un ser que todo lo puede, HERROR!

    Los clientes, yy a veces a estos deciles que no podes con todo, que te entiendan!

    Y a ese ultimo hombre, que se valla a freir churros y que aprenda a valorar damas como vos antes de dirigirte la palabra

    :)

    Besos

  2. Unknown Says:

    Mari, yo creo que no eres humana, haces todo eso?

    y yo me quejo... enséñame, maestra!

    A mi un tio me dice algo de mi pinta y le suelto una fresca o no le vuelvo a ver, directamente.

  3. Gabriela Says:

    Gracias por tus palabras Flora :)

    Yo opté por lo segundo, tu :)

    Saluditos!!!