Irresponsabilidad


Estaba leyendo en un blog dedicado al tema de finanzas acerca del comportamiento de los directivos de la empresa privada norteamericana AIG. Aceptaron el pago de bonos millonarios cuando la empresa para la cual trabajan ha recibido una importante ayuda estatal para no sucumbir. En otras palabras: los dólares de los contribuyentes que fueron a parar a los bolsillos de esos funcionarios privados dejarán de estar disponibles, por ejemplo, para servicios sociales o sistemas de salud pública.

Un ex-directivo de la empresa intentó explicar su situación en una carta pública, argumentando que su trabajo siempre había sido de la mejor calidad y que su sector no era responsable de la debacle económica de la compañía. Por eso decidió donar la totalidad de su bono a las entidades de bien público que él mismo va a elegir, en lugar de devolverlo. ¡Vergonzoso!

Ese señor está quitando a la compañía en la que trabajó durante años un dinero que el estado le otorgó para salir de su situación de crisis, no para que él realice dudosos actos de beneficencia.

Existe un concepto denominado responsabilidad social, que se aplica cuando una persona forma parte de un grupo social, en cualquier estamento del mismo, ya sea éste una empresa comercial, un grupo de colaboradores o un país. Es un concepto al que cada vez se le hace menos honor pero sin el cual no hay interacción humana posible. Y ésto lo demuestran las terribles consecuencias que producen las ideologías del "sálvese quien pueda".

Volviendo al tema, si alguien en un momento determinado de su historia personal decide formar parte de un grupo de personas con un objetivo de lucro, y está dispuesto a disfrutar -y lo ha hecho- de los beneficios de esa integración, debería comprender que también ha de padecer las pérdidas de la misma si la empresa fracasa. Y eso aunque su actuación haya sido brillante y no haya provocado en forma directa las pérdidas sufridas por la empresa a la que pertenece. En las buenas o en las malas y como integrantes de cualquier tipo de corporación todos estamos en el mismo barco. A menos que actuemos como las ratas, que son las primeras en abandonarlo.

Es un concepto elemental, y los argentinos como grupo social podemos hablar mucho acerca de pagar las consecuencias de las acciones ajenas en las crisis económicas. Lo que no entiendo es cómo no lo tienen asumido estos supuestos "genios" que cobran bonos millonarios en la tierra de las corporaciones. Creo que las universidades norteamericanas tienen una asignatura pendiente.

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